Gracias

Néstor José Monterrosa López
Néstor José Monterrosa López
Abogado, especialista en Derecho Público, docente universitario, servidor de la Procuraduría General de la Nación por más de 15 años, actualmente Asesor de Planta en la alcaldía Mayor de Cartagena de Indias.

Como notas finales para un año difícil, lo primero a destacar sería, que como al carácter, los malos momentos ponen a prueba su condición, así, este año para la vida y la sociedad es un despertar en valorar desde las entrañas del alma, lo simple, en tanto de ello deviene lo extraordinario.

Hoy sería un buen momento para, sentado en tu lugar favorito, a solas o en las condiciones que prefieras, te ofrezcas un tiempo para mirar hacia atrás, y atiendas las siguientes preguntas, ¿cuál es tu propósito en este mundo, en esta vida, en este espacio?, luego de la respuesta, piensa que las circunstancias de ese camino que hasta este día has recorrido, pudo o no condicionar ese propósito.

Si tu propósito está anclado en aspectos económicos, de seguro que fue un año más difícil de lo que para otros pudo ser, si por el contrario la vida la concibes bajo un hecho simple pero esencial, como es, al margen de nuestras obligaciones y responsabilidades, entender el ejercicio en este espacio, como una oportunidad para disfrutar de la vida, con lo poco o mucho que tengas, de seguro encontraste una forma distinta de hacerlo.

Lo cierto es que este año supo dejar en evidencia y sobre la mesa, los aspectos que demandan un mayor análisis y relevancia, muertes inesperadas, lo valioso de un abrazo, la compañía de un café, o la imposibilidad de ver una sonrisa, y aunado a ello, las debilidades de una economía que no piensa en el ser humano, sino en la práctica descorazonada de una plusvalía, que ni Smith pudo concebir de tal forma.

Pero cuando el mundo está en crisis, cuando las cosas aprietan, toca hablar de quienes piensan en todos, además de sus personas cercanas, ellos piensan en los demás, en la felicidad de quienes no tienen nada, y aun así cualquier gesto lo devuelven con una sonrisa amplia.

De por sí la vida, para algunos seres ha resultado difícil, este año de seguro fue más, y para estas fechas cuando la consigna de un detalle, constituye un hecho empoderado en la idea de la navidad, qué suerte de alegría podrían tener, los niños de La Guajira en las rancherías donde el marcado abandono del estado es innegable, o del pacífico, o en el sur, o en la Boquilla en Cartagena.

¿Quién piensa en ellos?, ¿quién acude a sus sonrisas, quién comparte una comida o una canción con ellos? Por suerte en este mundo hay seres que han entendido el propósito de sus vidas en un ejercicio de generosidad con sus semejantes, y ello, ya es suficiente para decir, que el año a pesar de lo difícil, no fue tanto como para que esos héroes hayan abandonado su misión.

Desde los médicos que al costo de sus propias vidas estuvieron prestos a sus juramentos, desde aquellos que, ante el miedo del contagio, salieron a ofrecer su mano, alimento y ayuda a los que parece otros han olvidado. Aquellos que no les fue suficiente las cifras mentirosas de un estado obsoleto en su forma, y acudieron a la necesidad del hermano.

Qué puedo decir yo, que a pesar de todo estuve sentado en un cómodo sillón escuchando música, pero pensaba en ellos y con gratitud por darme la oportunidad de poder contribuir a un acto que solo a ellos se lo debemos, quizás recordándonos, que, con o sin pandemia, el amor por sus hermanos de vida está intacto.

Qué puedo decir a Cristian, Sheriliin, María Carolina, Cesar, Graciela, Jerau, y otros tantos, que compartieron con esos niños el momento y acto que necesitaban en estos días, sus gestos son tan simples, que resultan en extraordinarios, y nos recuerdan que la felicidad más allá de lo que pueda representar tu sueldo, tu casa, o tu ropa, está en compartir con el otro, y más con el que no tiene.

Qué puedo decir, ante aquellos que nos recuerdan el propósito de un hombre que vino hacerse natural y normal como tú, para después sacrificarse por ti, ese hombre que resaltó que la verdad de su enseñanza no está en la letra, porque la letra sin acto, no es más que una poesía que nunca se declama a quien la inspiró, ese hombre que te dijo que ames al otro como si lo amaras a él, en realidad te ordenó amar a tu hermano.

Qué puedo decir a ellos, solamente Gracias.

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