La humillación de pedir un cupo escolar

Emilce Beatriz Sánchez Castellón
Emilce Beatriz Sánchez Castellón
Docente de la universidad de La Guajira.

En Colombia se goza de una democracia relativa, unos pocos son privilegiados, mientras que a la mayoría se le restringe sus derechos y oportunidades. Entramos a un año crucial, con pandemia, campañas políticas a bordo, impuestos elevados, desempleo, duelos, etc., a pesar de la afirmación que, la democracia colombiana es mucho más sólida y estable que otras, en la región, nos encontramos con serias dificultades por la exclusión, marginación y discriminación, especialmente en territorios en los que la diversidad cultural y lingüística es mayoría.

Aunque la pandemia acabó con muchos centros educativos, negocios, empresas, también surgieron nuevas, con otras misiones y características, se impuso la tecnología y la virtualidad.

Los celulares, computadores, videollamadas, encuentros sincrónicos, se posicionaron. Las familias con escasos conocimientos para acceder a esta modalidad de educación tuvieron que aprender (a la fuerza o no) y recurrir a quienes lo sabían para poder mantener el cupo de sus hijos en las escuelas, colegios y universidades (hubieran aprendido o no).

Lo mismo sucedió en las empresas de servicios y productivas; sus empleados se tuvieron que formar y adaptar a la nueva situación impuesta por el covid19. Trabajar y estudiar en casa fue una novedad de la cual surgieron anécdotas, aprendizajes, enseñanzas y estilos de vida, las citas y atenciones médicas también rompieron el paradigma de la presencialidad (nunca nos imaginamos una atención médica por teléfono o por videollamada).

Hoy podemos afirmar que, aunque nuestra generación no es considerada nativa digital, hemos tenido que adaptarnos a la tecnología, de lo contrario ‘desapareceremos’.

Marc Prensky (2001), afirma que los “nativos digitales nacieron en una cultura nueva, rodeada desde temprana edad por las nuevas tecnologías y sus dispositivos, desarrollan en forma espontánea y natural, otra manera de pensar y entender el mundo, mientras que los inmigrantes digitales, son aquellos nacidos y educados antes del auge de las nuevas tecnologías, pobladores del viejo mundo, vivieron en una era analógica e inmigraron al mundo digital, luchan más que los nativos para adaptarse a los avances de alta tecnología”; es así como en nuestro medio apreciamos claramente esas dos tipologías, nativo e inmigrante digital.

Desde finales de 2021, numerosas familias angustiadas por conseguir cupos escolares a sus hijos acudían a las instituciones educativas y en muchos casos las encontraban cerradas porque tenían horarios especiales para atender al público (debido a la pandemia provocada por el covid19), desconocían las nuevas reglas, quedaban desorientados.

En esas circunstancias, se recurría a lo que en nuestro medio se hace con frecuencia; buscaban ‘palancas’ para poder obtener el anhelado cupo, lo cual resultaba también infructuoso cuando se exponían las razones de la solicitud, por ejemplo, que eran niños wayuu, inmigrantes venezolanos, de muy escasos recursos, con bajos desempeños académicos, etc.

Enseguida se ponía el “obstáculo, la talanquera”, se notaba a simple vista el rechazo de esta condición porque después nos enterábamos que permitían el ingreso a otros niños que no tenían esta situación, los funcionarios de la institución se atrevían a decir muy reservadamente que era ‘orden’ de la directiva no recibir a este tipo de estudiantes porque aumentaban los problemas escolares.

Ante estas situaciones, se nos ‘pliega’ el corazón al saber que nuestro sistema educativo es segregacionista. ¿Cuándo vamos a creer en este Sistema que supuestamente educa desde lo holístico, los valores, los principios, la equidad y la diversidad? ¿De qué manera podríamos hacer de la educación un espacio generoso, sin barreras, en el que directivas y maestros aprendan a comprender las realidades inter y multiculturales?

¿Cuáles podrían ser las estrategias que se instauren para democratizar el ingreso a la educación? (pruebas de competencias, talleres aprender-a aprender-haciendo), sabemos que “no hay cama pa’ tanta gente”, es decir, el Sistema educativo no alcanza a cubrir las necesidades de atención a la población.

Según el estudio de “Insuficiencia Educativa” realizado por el ministerio de Educación Nacional, no ha solucionado el problema de cobertura, en estos territorios, sin embargo, hay maneras de ser incluyentes, altruistas y menos hirientes, especialmente con esta población vulnerable.

Si reflexionamos sobre cómo impactamos la vida de los demás cuando coartamos sus oportunidades, pudiéramos recurrir a otras formas de dialogicidad, de entendimientos y especialmente de comprensión de la otredad para que evitemos las humillaciones al ‘pedir’ a quien no debemos ‘pedir’.

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1 COMENTARIO

  1. Es una bendición para estas tierras y para sus moradores que viven del turismo la llegada de turistas, que apesar de las tenciones y quizas el miedo al contagio, debemos seguir. Como dice la doctora Emilse Sánchez ‘ aprendimos a adoptar nuevas posturas frente a esta pandemia’
    Razones fuertes para mentalizarnos que todo depende de nosotros.

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