La ley de la conservación de la energía nos dice que “la energía no se crea, ni se destruye”. Aunque hay un término llamado ‘exergia’ que se utiliza en diversos campos, como la ingeniería energética, la planificación energética y la eficiencia energética, este permite evaluar y optimizar los procesos energéticos, identificando las pérdidas de energía y proponiendo mejoras para aumentar la eficiencia.
Dejando a un lado los tecnicismos, la energía eléctrica atraviesa diferentes etapas para llegar a nuestros hogares, estas etapas son Generación, transmisión y distribución. La generación es la etapa en la que la electricidad se produce en centrales capaces de obtener energía eléctrica a partir de fuentes primarias renovables como el viento, el sol, mareas, etcétera o no renovables como el carbón, gas natural y petróleo.
En la transmisión la energía se transporta en torres elevadas, llamadas torres de sustentación, estas se encargan de llevar la energía desde las centrales a las subestaciones. En la distribución la electricidad se transporta desde las subestaciones a nuestros hogares.
Air-e es la empresa que se dedica a la prestación del servicio público domiciliario de distribución y comercialización de energía eléctrica en los departamentos de Atlántico, Magdalena y La Guajira. La empresa ha asumido el suministro de energía eléctrica en reemplazo de Electricaribe en 57 municipios de estos departamentos.
Si bien Air-e se ha comprometido a ofrecer energía competitiva, confiable y sostenible, ese compromiso está lejos de cumplirse. Es importante aclarar que Colombia cuenta con una de las matrices energéticas más limpias del mundo, con una alta participación de energía hidroeléctrica y un creciente interés en el desarrollo de energías renovables.
La generación de la energía en Colombia está monopolizada por un gremio empresarial que no tiene como prioridad la eficiencia energética y tampoco reciben un control efectivo. Además, el fenómeno de El Niño ha obligado a los colombianos a consumir más energía, lo que ha aumentado la demanda y, por ende, los precios. La energía hidráulica representa más del 75 % en la matriz energética del país y los largos periodos de sequía pueden poner en riesgo el suministro de energía en el país y elevar los precios, como lo ha mencionado en lo últimos meses el director de la Upme.
El aumento del costo del Kvh (kilovatio por hora) en esta región se debe a muchos factores, como el fenómeno de el niño ya mencionado. Otro factor importante es la falta de mantenimiento de nuestras redes eléctricas, ya que para la empresa distribuidora es difícil prestar un servicio eficiente con unas redes tan deficientes.
Tenemos también el factor de las pérdidas por conexiones fraudulentas que son muy comunes en esta región. Ahora bien, estos factores no le quitan responsabilidad a esta empresa distribuidora del servicio tan pésimo y costoso, porque el Grupo Energía Bogotá, dueña del 85 % de Air-e, debía tener en cuenta todo lo que conllevaba reemplazar a Electricaribe y así se comprometieron a prestar un servicio eficiente.
Entonces mientras las generadoras facturan de contado e inflan los precios, la empresa distribuidora y comercializadora asume los riesgos de la cartera y las quejas de la comunidad porque es la que factura y recauda. Existe algo llamado ‘componente de pérdida’ y es un valor que se cobra en la factura de energía en todo el país, pero este componente de pérdidas es muchísimo más caro en la región caribe que en el resto del país.
Por ejemplo, el año pasado mientras en el interior del país el costo de pérdidas era de 60 pesos por Kvh, en la región caribe era hasta de 200 pesos por Kvh. La Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) debe ejercer su función correctamente porque hoy está garantizando que a las empresas les vaya bien, pero poco se está garantizando que los usuarios tengan una tarifa justa. La energía en Colombia es de las más caras de la región y en la región caribe la situación a día de hoy es crítica.
Un dato a tener en cuenta es que La Guajira tiene un alto potencial para el desarrollo de energías renovables no convencionales, como la energía solar y eólica. Sin embargo, la implementación de proyectos de energías renovables puede llevar tiempo y requerir inversiones significativas.
En resumen, el aumento en los precios de la energía puede atribuirse a factores como la sequía, el aumento en el consumo de energía y la inflación. La transición hacia fuentes de energía más sostenibles y la implementación de medidas para mejorar la eficiencia energética podrían contribuir a mitigar estos aumentos en el futuro. De las posibles soluciones a estas problemáticas hablaremos en otra ocasión.