Suánfonson: me usan, luego existo

María Mónica Romero Giovanneti
María Mónica Romero Giovanneti
Maestra por profesión y magister en educación.

Para poder oralizarla las primeras veces y asumir su ruta fonológica es necesario hacerlo lentamente: suán-fan-son. Suuuánnfaaannnsooon. Suánfanson. El término hace unos días emprendió polvorosa por los caminos de las redes sociales y está vivo en nuestro idioma. Ha aparecido frecuentemente en los memes, los comentarios y hasta la muestran como hashtag. El término llegó a muchos en un abrir y cerrar de boca.

Suánfanson es una tendencia en la lengua que se ha acomodado en el contexto coloquial y también, más rápido que inmediatamente ha generado controversia sobre su significado y su uso. Algunos fieles a los diccionarios opinan que no se debe usar ya que agrede, desvirtuar o daña el español, en contraparte otras personas entran a adoptar y a usar la palabra atendiendo a su carga semántica. Anne Curzan, -maestra y coleccionista de neologismos- plantea que el uso de la palabra y que esta evidencie su significado hace que ella exista.

De igual modo, el escritor Javier López Facal utilizando una analogía, señala la existencia de las palabras, aunque no estén incluidas: «Si alguien va por el campo, ve una hierba, consulta un libro de botánica y no viene, no se le ocurre decir que esa hierba no existe, sino que esa hierba no está en su libro de botánica. Nadie puede decir a un hispanoparlante ‘esta palabra no existe’.

Se puede decir que no está en el diccionario… pero la culpa no la tengo yo por usar la palabra sino el diccionario por no reflejar bien el léxico. Mucha gente cree que el diccionario de la RAE es como los mandamientos de la ley mosaica y que si los incumples vas al infierno».

Este fresco neologismo hace referencia que algo pasa o sucede en una porción breve de tiempo, por lo cual puede ser sinónimo de: en seguida, ipso facto, prontamente, santiamén, entre otros.

Su origen está asociado al sonido que emiten los carros y motos de alto cilindraje en las competencias de automovilismo de velocidad (formula 1), por lo cual es un reflejo grafico de sonidos y que adquieren un sentido.

Estamos acostumbrados a escuchar, decir, leer y escribir la siguiente secuencia de palabras: “Estaré contigo en un momentico, en un tris o en un santiamén”. Bajo los criterios expuestos en los anteriores aspectos y amparados en componente pragmático de la lengua (el uso) se podría decir: “Estaré contigo en un suánfonson”. En esta oración el recién nacido lingüístico opera como un sustantivo o nombre común.

El vocablo Suánfonson, también puede ser usada como una locución adverbial, es decir, una palabra que ofrece información sobre cómo y con qué intensidad se realiza una acción, un proceso o un fenómeno. Por ejemplo: “entro lento en tu vida, pero me voy #suánfonson”. Su equivalencia seria: “entro lento en tu vida, pero me voy rápidamente.

Cabe mencionar que el término ha llegado con su familia con un carácter de los personajes de la película Rápidos y furiosos a los discursos verbales; fuánsonfon y sienfenson. Además, con su ímpetu ha logrado cambiar ciertos refranes. Por ejemplo: “Lo que suánfonson viene, suánfonson se va” y “Todo los que empieza suánfonson, suánfonson termina”.

Otros enunciados que están presentes en las redes y que muestran la existencia de la neo-palabra, son: “¿Quién pa´ un suánfonson?”, “Todas mis relaciones han sido un Suánfonson”, “Septiembre se pasó en un suánfonson”, “Bueno pandemia, métale suánfonson al asunto”, “La vida es un suánfonson”, “Nada más rico que suánfonson en la mañana”.

Con el suánfonson de Neruda me despido…

..pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan.

Me postro ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo todas las palabras. Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen…

Vocablos amados. Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras…

Son tan hermosas que las quiero poner en mi poema. Las agarro al vuelo cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces, las revuelvo, las agito, me las bebo, las trituro, las libero, las emperejilo…

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