-Publicidad-
-Publicidad-

Por: Betty Martínez F.
Riohacha

La situación de la ocupación del espacio público en Riohacha, es de nunca acabar. Con la llegada de diciembre aumenta el número de vendedores, que buscan ganarse unos pesos para responder por las necesidades básicas de sus hogares.
Sin embargo, esos  nuevos vendedores ofrecen sus productos en cualquier lado, impidiendo el normal tránsito de los peatones, y poniendo en peligro de alguna manera sus vidas.
El tema es de pleno conocimiento de la administración municipal, que no encontrado solución a un problema que cada día es más grave.
El Secretario de Gobierno Municipal, Blas Quintero, en reiteradas ocasiones por diferentes medios de comunicación, afirmó que trabajan para tomar el control del espacio público, sin embargo, la realidad es otra cuando se camina la ciudad.
En la plazoleta del hospital Nuestra Señora de los Remedios, el número de ventas de jugos de frutas, y fritos aumenta, ante la mirada indiferente de la autoridad, que poco actúa ante la denuncia pública de la ciudadanía.
En ese sentido, es necesario advertir que Riohacha hoy ganó dos nuevos espacios públicos, uno la plazoleta de la Institución Educativa Liceo Padilla, y del estadio Federico Serrano Soto, susceptible de ser invadida en cualquier momento, por esos vendedores que buscan ganarse la vida de alguna manera.
Así las cosas, es urgente que la administración municipal, encuentre el camino para evitar que esos dos espacios sean ocupados, es la única forma de garantizar que están al servicio de la gente.
Los habitantes de la capital de La Guajira, siguen esperando que el alcalde Rafael Ceballos Sierra, busque una solución viable de manera urgente a la invasión del espacio público, para que se pueda gozar de una ciudad segura y amable.
“Esto es de nunca acabar, respetamos a todas esas personas que ofrecen sus productos para trabajar honradamente, pero no podemos permitir que se apoderen de los sitios por donde nosotros los ciudadanos tenemos que caminar por nuestra seguridad”, dijo José Rodrigo Ordoñez, habitante del barrio José Antonio Galán.
“Aquí falta es autoridad, mire esta ciudad es un caos para transitar, nadie respeta nada”, puntualizo la ama de casa Marina Rodríguez.