La partera y el superintendente de Salud.
La partera y el superintendente de Salud.
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Usando costumbres ancestrales, María Isabel Jusayu Robles, presta un invaluable servicio a las madres de la etnia Wayuu, que hasta el hospital San José de Maicao llegan a dar a luz.

Su trabajo se hizo visible en la reciente visita del superintendente de salud Ulahy Beltrán al centro asistencial, donde visitó todas las instalaciones del hospital incluida la sala de partos de las mujeres indígenas, donde María Isabel es la anfitriona.

Yo lo que hago aquí es apoyar a las mujeres de la etnia wayuu que vienen a parir, usando medicinas naturales, pero siempre hablando con ellas si me aceptan o no, porque la mayoría de las wayuu han perdido las costumbres o no tienen conocimiento” afirma la partera del hospital.

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Durante cinco minutos estuvo hablando con el superintendente explicándole sobre su misión en el hospital. Dice que muchas wayuu no han perdido la tradición y sus costumbres y aceptan su colaboración.

Es una mujer abierta, alegre, dinámica y dispuesta en todo momento a colaborarle a sus paisanas porque según ella, eso lo lleva en el corazón, fue lo que aprendió de sus viejos.

Sala de partos para las wayuu, en el Hospital San José de Maicao
Sala de partos para las wayuu, en el Hospital San José de Maicao.

En su sala, tiene una estera que usa para los niños. Tiene las bebidas naturales y lo que sus ancestros usan para las curaciones luego del parto, entre ellos, un polvo muy fino y limpio que obtiene luego de rayar unos productos naturales, para la curación del ombliguito de la criatura que actúa eficientemente durante cuatro días para que seque.

Yo soy quien recibo los niños o niñas de las wayuu, los limpio y los curo, pero aquí son los médicos y enfermeras profesionales los que se encargan de vacunarlos porque yo no estudié” afirma, sin el menor asomo de complejo, recalcando que lo que ella sabe es lo de la costumbre wayuu.

Enfermeras y partera articulan la atención a las wayuu
Enfermeras y partera articulan la atención a las wayuu.

Asevera que ella les da el tratamiento preparado para que sus paisanas se los lleven para la casa y les indica cómo deben tomarlos o aplicarlos. Dice que muchas paisanas tienen conocimiento de esas medicinas y se van muy agradecidas.

Recuerda que ella no nació en hospital sino en la ranchería cuando no había tanta ayuda del gobierno y las wayuu parían en la casa. “La partera que me recibió a mí fue una tía que ya falleció, la misma que recibió a mis otros cuatro hermanos” afirma.

Parte de lo que aprendió sobre partos en la etnia se lo debe a una tía también que era partera, recuerda con nostalgia. Dice que no faltan las dificultades en los partos sobre todo cuando las madres son anémicas y se presentan sangrados, pero que de inmediato son llevadas a UCI donde los profesionales se encargan de lo suyo para salvarles la vida.