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Es una profesión como
la medicina, perfeccionando cada día la técnica hace que tengamos más personas
solicitando nuestros servicios.
Expresa
orgullosamente Gladys Esther Martínez Varela: “Me siento feliz con mi trabajo,
es un don que me ha dado Dios, soy como el médico que entre más días va
explorando, perfeccionando sus conocimientos y aprendiendo más. La experiencia
me ha llevado a afinar la técnica para que los dulces queden en su punto y sean
apetecibles por todos”.
Esta representativa
productora de dulces en Riohacha, llegó hace treinta años procedente de
Guaranda Sucre, buscando ganarse la vida dignamente, analizó con cautela que
opciones de trabajo habían en esta hermosa tierra para poder obtener el
sustento para su familia.
Al no poseer muchos
recursos económicos, se veía suscitada a decidir rápidamente por algo que no
exigiera una inversión alta. Por ello resolvió preparar dulces, de esto hace 27
años. En la actualidad se posiciona como una de las mujeres que mejor punto y
variedad tiene en la preparación de ellos y reside en la calle 12ª No 1c 02 del
barrio Los Remedios con su esposo y sus 8 hijos.
Hace remembranza de
sus inicios, evoca que los primeros dulces los vendió en la calle del Crimen.
Hacía media libra de ñame y cinco plátanos en un caldero pequeño. “Eso era un
revuelo, todos querían y la venta se acababa enseguida”.
En vista de la
creciente demanda, adquirió un caldero número 50 que para la fecha tenía un
costo de diecisiete mil pesos, sin embargo, aun no daba abasto. Entonces debió
comprar otros de mayor tamaño, hasta que fue dando cobertura a la creciente
demanda.
Actualmente prepara
dulces diariamente, surte varias dulceras de Riohacha en sitios estratégicos de
la ciudad: Terminal de transporte, antiguo mercado y en la carrera 6 con calle
10, entre otros.
Explica que en época
de Semana Santa las ventas aumentan. Para la semana mayor el trabajo se le
cuadruplicó, colocando exhibidores en muchos sectores de la ciudad.
Orgullosamente expresa: “Mis dulces están en el sector del Callejón de las
Brisas”.
Posee las recetas,
destreza y técnica para elaborar treinta (30) variedades de dulces. “El dulce
tiene le ventaja que te deja explorar con varias frutas y es ahí que tenemos
que sacarle el sabor para satisfacer al cliente”.
Para preparar estos
manjares utiliza: azúcar, leche y una variedad de frutos del campo como: arracacha,
coco, ñame, batata, papaya, tomate de árbol, ajonjolí, toronja, y maracuyá.
Tiene conocimientos
pragmáticos que le llevan a precisar por la experiencia las cantidades y por el
tiempo las calidades. Los frutos del campo son pesadas antes de echarlos al
caldero, de esta forma sabe qué cantidad de azúcar precisan al igual que el
tiempo “Regularmente se necesitan entre tres y cuatro horas y el dulce queda en
su punto”. Además su técnica precisa cocinarlos en carbón y fogones artesanales
que ubica en el patio de su residencia.
Expresa con humildad
la Señora Gladys que no le gustan las comparaciones, pero a la hora de competir
“Me le mido a las dulceras que quieran”, argumenta sonriendo pícaramente.  Es precisa al decir: “Por mis dulces respondo
yo”.
Pero estos exquisitos
dulces no solo se expenden en Riohacha, Gladys ha tenido el privilegio de que
sus productos visiten tierras extranjeras, “es que mis manjares han caminado
mucho, han traspasado fronteras: España, Estados Unidos, Venezuela, Panamá, Argentina
y México”.
Pero esta mujer no
solo prepara sus recetas tradicionales, también tiene un proyecto de vida claro
y definido: espera mejorar su microempresa de familia. “Tengo una hija
estudiando Contaduría para que me ayude con la contabilidad; porque no me voy a
quedar aquí”.
Está cavilando sensatamente la posibilidad de comprar dos
calderos más, para hacer mejores mezclas de dulce que impacten el paladar de
los consumidores.