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Caminar varias cuadras con
un sol canicular, ese día sus pasos danzaban siempre en la misma dirección, llegar
a la Plaza Almirante Padilla y dirigirse el presidente de la República Juan
Manuel Santos.
Era un sueño truncado lo que
vivía Adriana Castañeda López, una niña que cursa séptimo grado en la
Institución Almirante Padilla de Riohacha, puesto que no encajaba en el protocolo,
porque sólo podían intervenir los estudiantes de primaria.
La hazaña comenzó cuando la
rectora del claustro educativo Maritza Frías, solicitó dos estudiantes para que
intervinieran en español y Wayunaiki en el discurso de bienvenida al jefe de Estado.
Adriana tiene 11 años y es descendiente de a etnia wayuu, siendo la escogida, le
entregaron el tema y ella desarrolló el discurso, lo puso a consideración de los
docentes, quienes le ayudaron a perfeccionarlo.
El viernes llegó una noticia
inesperada. No podía intervenir porque no pertenecía a los grados designados
por el programa del Gobierno.

La niña entristecida contó a su señora madre lo
sucedido. Su progenitora llamó a la coordinadora del plantel educativo  y le dijo con mucha nostalgia ‘Ya zafaron
Adriana’. 

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Esa argumentación le produjo
a la coordinadora una profunda consternación, que a la vez la llenó de valor para
gestionar al más alto nivel en Riohacha y lograr que Adriana se dirigiera al
jefe de Estado.
A pie, inician la travesía
para llegar a la Plaza Padilla, encontrándose con cordones de seguridad. Llegan
a la calle Ancha, no le permiten entrar a la zona preferencial, donde tenía reservado
su espacio.
Tratan de comunicarse con la
rectora para que solucionara y no fue posible. Un Policía que observaba el
desespero les ayudó indicándoles por dónde podían ingresar y acompañó a Adriana
hasta el sitio indicado.
Después de mover casi todas
las fichas infructuosamente, una luz iluminó a la coordinadora Rosa Atencio
quien llamó al secretario de Educación Alejandro Rutto Martínez explicándole el
interés de la niña por intervenir.
Rutto Martínez, sugirió que Adriana
se colocara de pie y se ubicara muy cerca al Presidente para solicitar el micrófono
luego éste terminara. Como en efecto lo hizo.
Pues, el tener la seguridad
y haber perdido el miedo escénico revistió a la niña del valor suficiente para
dirigirse con propiedad y solicitarle el micrófono al mandatario de los
colombianos.
El jefe del Estado nunca imaginó
a lo que se estaba enfrentando, sorprendido escribió en twiter “Una lección nos
dio la niña guajira Adriana, sus palabras nos inspiran y fortalecen compromiso
por la educación”.
Ps. Amalia Sampedro L.
Editora laguajirahoy.com