Eduardo tiene otros colegas de los cuales se siente orgulloso
Eduardo tiene otros colegas de los cuales se siente orgulloso.
-Publicidad-
-Publicidad-

Tan echado para adelante como Eduardo Pushaina Epiayu, quien un día decidió cogerle la caña a un amigo que lo vio desempleado y desesperado y le mostro la oportunidad de ganar plata vendiendo butifarra.

Hablar de la butifarra, es hablar de un pequeño embutido en forma generalmente ovalada o redonda que se puede servir como entrada o como pasaboca y que casi siempre se come acompañado de bollo e´ yuca y un poquito de limón al gusto.

El uso de sus guantes y estar siempre bien surtido son sus cuidados
El uso de sus guantes y estar siempre bien surtido son sus cuidados.

Pushaina no lo pensó dos veces y se fue con su amigo a la empresa donde hacen las butifarras. Allí lo esperaba el dueño quien lo animó para que ganara plata vendiendo y de eso hace ya 12 años que este miembro de la comunidad wayuu comenzó en esta tarea.

-Publicidad-

Al negocio de las butifarras le agregó huevos cocidos y salchichón. “Aquí no se gana mucho pero me defiendo la comida de la familia, de mis hijos” afirma Eduardo de manera entusiasta quien cuenta además que ha sido muy disciplinado con las rutas que tiene en la zona bancaria y la plaza, donde abundan sus clientes.

De su ruta también hace parte la zona del trupillo sobre la carretera donde más clientes lo esperan cada día. Su habilidad y conocimiento en el negocio, le han permitido también vincular cinco hermanos, quienes ya le cogieron el ritmo al trabajo y ahora también echan pa´ lante con la butifarra.

El hecho de vivir en una comunidad en la vía Maicao Riohacha, kilómetro 32, no le impide estar al día en su trabajo ya que es constante y le gusta lo que está haciendo.

Una butifarra vale 700 pesos pero no tiene inconveniente en dar tres por 2.000, un huevo lo vende en mil pesos y una porción de salchichón en 2.000.

Su trabajo comienza a las dos de la tarde y termina a las nueve de la noche para atender a su clientela que ya lo conoce y lo distingue como un hombre, amable, conversador y complaciente con sus compradores.

Estoy tranquilo y contento con este trabajo y le doy gracias a Dios y a mi amigo que vive en Villa Maicao que me abrió este camino para yo vender butifarras y ganarme la vida” asevera complacido.