La precandidata presidencial compartió cómo su infancia en el Valle del Cauca marcó su relación con la tierra y su defensa del campo
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En el Congreso Agropecuario de la SAC, la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal presentó su libro “Yo soy Cabal”, una obra que mezcla memorias personales con un análisis exhaustivo sobre la crisis rural. Allí aseguró que el robo del ganado, la invasión de tierras y el control criminal tienen hoy acorralado al sector agrícola en casi 600 municipios del país.

Durante su conversación con la Agencia Periodística de Noticias (APN), Cabal explicó que su trabajo busca exponer la vida detrás del personaje político, pero también dejar constancia del deterioro que, según ella, enfrentan los productores. Recalcó que sin seguridad, confianza y un Estado más eficiente no habrá forma de liberar el potencial agropecuario que Colombia posee.

Un campo bajo presión y un Estado que se retira, según Cabal

La senadora afirmó que el país llegó a este punto porque el Estado abandonó la ruralidad. Aseguró que hoy los productores conviven a diario con la intimidación: desde ganaderos víctimas de sacrificio ilegal hasta agricultores que encuentran sus terrenos invadidos. Para Cabal, este escenario amenaza directamente la seguridad alimentaria y la inversión privada.

En ese contexto, recordó la importancia de la “memoria de víctimas ganaderas”, un proyecto que lidera desde su fundación para documentar casos de productores asesinados o afectados por la violencia. Dice que la necesidad surgió al ver cómo ciertos relatos del conflicto ignoraban el sufrimiento de agricultores, ganaderos y comerciantes rurales que cargan décadas de pérdidas.

Productividad bloqueada y una reforma estatal como propuesta

Cabal también insistió en que Colombia no ha alcanzado su capacidad agrícola —destacada por la FAO como una de las más prometedoras del trópico— porque las regulaciones y la incertidumbre frenan la expansión productiva. Señaló que nadie invertirá más si teme expropiaciones, invasiones o decisiones estatales que afectan la propiedad privada.

Como parte de su propuesta, sugiere reducir el tamaño del Estado para hacerlo más ágil. Argumentó que un aparato público grande, disperso y politizado genera trabas, corrupción y trámites innecesarios que afectan la competitividad del productor rural. “Del Estado paquidérmico al Estado que sirve”, resumió.

Cooperación internacional y un libro que revela su historia

La senadora afirmó que Colombia necesita aliados estratégicos como Estados Unidos e Israel para recuperar territorios mediante tecnología, inteligencia y fortalecimiento operativo. Tomó como ejemplo la forma en que Israel ha logrado repoblar zonas devastadas después de conflictos armados.

Sobre su libro, explicó que decidió escribirlo para mostrar una faceta desconocida: la niña que creció entre trapiches, cultivos y caballos en el Valle del Cauca. Relató que su vida estuvo marcada por un episodio médico que casi la mata a los 21 años, hecho que —dice— forjó el carácter directo con el que interviene en la política.

Heridas del conflicto y el retrato de dos Colombias

Entre los relatos más fuertes aparece el asesinato de los líderes afro Manuel Moya y Graciano Blandón, un episodio que acompañó de cerca y que —asegura— dejó una huella permanente en su agenda rural. Describe a Colombia como un país dividido: uno fértil y lleno de oportunidades, y otro arrasado por la violencia y el abandono estatal.

Al final, Cabal asegura que quiere que el lector entienda que detrás de la política hay una mujer marcada por la tierra, la pérdida y el compromiso con las víctimas. Dice que su defensa de la propiedad rural y del orden surge de esa historia personal y de la convicción de que Colombia puede alimentar al mundo si protege de verdad su campo.

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