Yoendri Vival Puche Reverón.
Yoendri Vival Puche Reverón.
-Publicidad-
-Publicidad-

En las calles luminosas de Riohacha, donde el calor se mezcla con el movimiento diario, rueda la historia de Yoendri Vival Puche Reverón, un joven que hace ocho años cruzó la frontera buscando estabilidad. Vino desde Zulia, una zona cercana a La Guajira, con la esperanza de reinventarse y encontrar un hogar donde pudiera crecer sin miedo al mañana.

Hoy, después de distintos oficios, encontró en la aplicación Maxim una oportunidad que transformó su rutina. Hace nueve meses, casi por casualidad, cuando vio la publicidad anunciando que buscaban conductores, se acercó a la oficina, entregó sus documentos y los de su moto, y pasó a formar parte de una red que, según él, facilita el trabajo y dignifica el esfuerzo de quienes dependen del día a día.

Yoendri cuenta que la aplicación le cambió la manera de trabajar. Ya no necesita recorrer media ciudad buscando pasajeros; ahora las carreras llegan directo al celular, y él decide si aceptarlas o no según su ruta. Ese ritmo organizado le permitió destacarse en noviembre, cuando Maxim sorteó un casco oficial entre los conductores con más servicios y códigos promocionales. Con 44 referidos y más de 120 viajes, ganó el premio por un estrecho margen, una muestra de su disciplina y constancia.

Le puede interesar: En ring artesanal y con guantes gastados, un maestro impulsa sueños juveniles en La Guajira

Una vida marcada por la constancia y la reinvención en Riohacha

Su historia no siempre se movió sobre dos ruedas. Antes vendía comida ambulante: mazorcas, pollo, mazapán, pero los altos costos del maíz lo obligaron a dejar ese oficio. Aun así, no se quedó quieto. Probó, insistió y encontró en la moto una forma de estabilizarse. “Mi estilo de vida cambió mucho. Gracias a la aplicación ahora tengo mejores ingresos”, dice con sinceridad.

La temporada decembrina, que ya comienza a sentirse en la ciudad, le trae buenas expectativas. Sabe que es el mes de mayor movimiento y quiere aprovecharlo, como lo hizo el año pasado cuando decidió quedarse trabajando. Riohacha, afirma, lo ha recibido tan bien que cada vez que viaja a su país solo quiere volver a los pocos días.

Con clientes frecuentes, un trabajo constante y la tranquilidad que no tenía antes, Yoendri sigue construyendo su propio destino. Su historia es la de miles: llegar, adaptarse, intentarlo de nuevo y seguir adelante, con la esperanza fija en el horizonte guajiro.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí